Nuestros mejores trucos para decorar un jardín zen

El primer objetivo de los jardines japoneses es favorecer la meditación y la serenidad. Por eso, no es una casualidad que sirvan de inspiración para transformar un espacio exterior en una zona de relax. Descubre las etapas imprescindibles para decorar un jardín zen con éxito.

decorar un jardín zen

Apuesta por la asimetría y los números impares

Para decorar con éxito un jardín zen, tendrás que dejar de lado los códigos de los espacios verdes tradicionales, donde todo es recto, alineado y está perfectamente tallado. En un jardín zen, que está diseñado como un cuadro para seducir a la vista, también se cuida la decoración, pero favoreciendo la armonía de las curvas. No debe haber nada que altere la vista. Tradicionalmente, los jardines japoneses representaban un paisaje de montaña rodeado por el mar. En ellos encontramos rocas, agua y vegetación.

Opta por curvas suaves mejor que líneas rectas, especialmente en los caminos, donde puedes colocar piedras planas (ishi en japonés). Esta regla también se aplica al mobiliario: un sofá de jardín sin ángulos y de forma redondeada o una mesa redonda son elementos más adecuados que los modelos rectangulares o cuadrados. Los caminos son serpenteantes, las plantas sinuosas y las formas irregulares.

Los números impares son positivos para los japoneses, algo que debes tener en cuenta para colocar las plantas y elegir la decoración de tu jardín. Esto también permite evitar la alineación de elementos, que puede alterar la armonía del conjunto.

Por último, teniendo en cuenta que un jardín zen siempre es cerrado y suele ser pequeño, puedes elegir decorar únicamente una parte de tu exterior. Es la ocasión de disponer de una zona de relax cerca de casa o de la terraza. Unos cojines redondos grandes y unos sofás cómodos de jardín de mimbre o de ratán pueden ser la opción perfecta para este espacio exterior acogedor.

El diseño de un jardín zen requiere una gran organización previa. Es indispensable contar con un plano para situar todos los elementos del jardín y mantener la armonía general. Lo mejor es ubicar el jardín japonés en una zona con sol y sombra: si la ubicación es más bien soleada, es recomendable crear sombra utilizando arbustos o árboles de hoja perenne.

El agua, un elemento esencial en un jardín japonés

En la tradición japonesa, el agua, conocida por sus virtudes relajantes, es un elemento omnipresente. Por eso, puedes organizar la decoración de tu jardín zen en torno a un estanque de agua o una piscina natural, cuya superficie invite a la contemplación. Si el espacio es reducido, puedes colocar una fuente o simplemente una pila de piedra llena de agua. Lo ideal es contar con una pequeña cascada, cuyo sonido tiene propiedades relajantes y estimula la concentración.

Jardín zen y jardín japonés: ¿cuál es la diferencia?

Para los puristas, un jardín japonés está formado por agua y plantas, mientras que un jardín zen es únicamente mineral (hablamos de jardín seco o karesansui). El agua está simbolizada por la arena o la grava, sobre la que se dibujan ondas con un rastrillo de dientes separados. En Europa, es frecuente confundir ambos conceptos.

Si la zona de agua lo permite, se puede instalar un pequeño puente de piedra o de madera, que marcará un estilo único. En los jardines japoneses suele ser de color rojo, pero puedes dejarlo al natural o pintarlo de negro. No dudes en colocar plantas acuáticas en tu estanque, como lotus o nenúfares. El toque final lo darán las carpas koi: no hay nada más relajante que dar de comer a los peces después de una larga jornada de trabajo.

La piedra, el elemento central de un jardín japonés 

La piedra también es un elemento destacado en la decoración de un jardín japonés. Lo encontramos en las zonas de cantos rodados o en diferentes objetos decorativos de jardín, como estatuillas de mármol o de granito. También puedes colocar macetas o jardineras de resina que imiten la piedra (que tienen la ventaja de ser más ligeras que esta).

La tendencia actual es crear un jardín seco, sin césped. ¡Aprovecha para darle un cambio a tus parterres! Basta con cubrir la tierra:

  • puedes utilizar cantos rodados o grava gris, negra o blanca;
  • pizarra o corteza de pino.

Gracias a este recubrimiento, evitarás la proliferación de malas hierbas y protegerás la base de las plantas en invierno.

Si prefieres conservar el césped, compleméntalo con un elemento mineral. Puedes colocar pasos japoneses o pequeñas baldosas de piedra plana sobre una base de arena cada 50 cm aproximadamente. Unos cantos rodados de tamaño mediano te ayudarán a delimitar sutilmente los parterres y macizos, sin crear un conjunto de líneas demasiado rectas.

También puedes combinar el agua y la piedra en tu decoración de jardín japonés. Por ejemplo, las pilas de piedra superpuestas permiten crear una fuente en cascada para proporcionar agua al estanque o a la piscina. Opta por tonos oscuros como el negro o el gris antracita, que combinan bien con la vegetación.

Plantas y madera para relajarse en el jardín

Un jardín japonés suele estar vallado, por lo que puedes aprovechar para cubrir la valla con árboles o arbustos de hoja perenne (cedro, pino, secuoya, bambú) o caduca (arce rojo, sauce, roble...). Prueba a variar las alturas y los colores para crear efectos de perspectiva que aporten profundidad.

Aunque en un jardín zen hay pocas flores, puedes dar un toque de color con iris, peonias y azaleas. No obstante, si prefieres respetar las reglas del arte de los jardines japoneses, opta mejor por una paleta natural: negro, blanco, verde. 

Si se te dan bien las plantas (y las tijeras), puedes lanzarte a la poda en nube o niwaki de un arbusto, preferentemente un boj, un tejo, un acebo o un arce. La idea es dejar visible el tronco del árbol y esculpir las hojas formando una especie de bandejas o nubes. La silueta de este tipo de árboles aportará inmediatamente un estilo muy japonés a tu exterior.

La filosofía zen mantiene una relación muy estrecha con la naturaleza, por lo que deberías optar siempre por materiales en bruto. La madera es fundamental en los jardines japoneses, no dudes en elegirla para las tumbonas y los elementos de vallado: paneles de celosía o vallado de bambú. En cuanto al suelo, ¿qué tal si optas por baldosas de madera encajadas en forma de damero?

Un ambiente de descanso con luz y estatuas

La luz es un elemento importante en la filosofía japonesa y, por tanto, también debe serlo en la decoración de tu jardín zen. Para que las fuentes de luz sean variadas, coloca lámparas de exterior y luces decorativas de inspiración japonesa. Por ejemplo, puedes disponer unas lámparas decorativas de metal negro a los lados de los caminos. Opta por pequeños farolillos que emitan una luz tenue y suave para favorecer el descanso y la intimidad. Las esferas opalescentes de exterior, más contemporáneas, se adaptan perfectamente gracias a su forma redonda y a su tono neutro. También encontrarán su lugar los grandes faroles de piedra con formas inspiradas en los templos japoneses. Iluminarán el jardín y marcarán su distribución serena cuando caiga la noche.

Un jardín zen es, ante todo, sinónimo de sobriedad, por lo que no debes pasarte acumulando objetos. Elige un elemento decorativo principal, como una estatua de Buda, que invite a la meditación y a la calma. También puedes elegir a Ganesh, una divinidad con cabeza de elefante que simboliza la suerte y la fuerza para superar obstáculos, o un monje.

A su alrededor, puedes instalar la zona de descanso con muebles cómodos que favorezcan el bienestar y, por qué no, puedes colocar un balancín, unas hamacas o unos sillones colgantes de mimbre. En los jardines japoneses también encontramos taburetes bajos, que estaban destinados originalmente a la oración en los templos nipones.

Cerca de la zona de agua, puedes colocar un banco de piedra o de madera con cojines de jardín bonitos para completar la decoración. No te olvides de colgar un carillón metálico o de bambú para que su melodía se extienda por tu jardín en cuanto empiece a soplar el viento. Según los principios del Feng Shui, el carillón aleja las malas vibraciones y permite que la energía positiva penetre en el hogar.

Con sus suaves curvas y sus rincones misteriosos, no hay nada como un jardín zen para disfrutar de un momento de calma. Ahora ya cuentas con todas las claves para crear uno fácilmente en tu exterior.

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